¡La celulitis! Una cuestión femenina
¿Qué es la celulitis?
Se llama celulitis a los nódulos de grasa que aparecen en la capa hipodérmica de la piel como resultado de una alteración de la circulación de la grasa en esta zona. Se conoce como la «piel de naranja». Son bolsas de agua, grasa e impurezas que hacen que la piel parezca llena de hoyuelos. Sólo es necesario que se pellizque la zona afectada para que se puedan observar.
Suelen localizarse en muslos, nalgas, aunque también la podemos encontrar en brazos y en la porción inferior del abdomen de las mujeres.
No es un problema de salud sino más bien estético, que afecta a alrededor de un 80 % de las mujeres desde la pubertad. En los hombres es más raro encontrar celulitis pero también la padecen.
La celulitis es una característica natural del cuerpo femenino que no causa ningún daño físico. Los estrógenos (hormonas sexuales femeninas) son la razón por la que muchas mujeres, incluso delgadas, acumulan más grasa en muslos y nalgas. Además, las mujeres, por su fisiología que está diseñada para concebir hijos, acumulan más grasa bajo la superficie de la piel, a diferencia del hombre que lo hace internamente, por debajo de los músculos.
Después de la menopausia, la depositan en mayor cantidad en las partes superiores del organismo. A medida que la mujer envejece, la superficie de la piel se hace más delgada y menos elástica por lo que la celulitis se hace más aparente.
¿Hay diferentes tipos de celulitis?
Sí, existen diferentes tipos de celulitis:
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Celulitis dura:
Se considera la peor y la piel aparece endurecida y consistente.
Puede llegar a ser muy dolorosa incluso sin tocar o apretar los nódulos. La distinguimos por las perturbaciones de la sensibilidad cutánea que produce, por las alteraciones de temperatura que causa sensación de calor o frío en las zonas donde se localiza.
La piel está sometida a tanta presión cuando se tiene celulitis compacta que en muchas ocasiones aparecen estrías. Es muy difícil de pellizcar con los dedos.
La encontramos mayoritariamente en personas jóvenes de estructura robusta.
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Celulitis flácida:
Este tipo de celulitis es la más común.
Se distingue por su flaccidez y un aspecto más gelatinosos. El tejido de la zona donde se encuentra se hunde al tocarlo, no presentando consistencia y se mueve cuando cambiamos de postura. Este tipo de celulitis no es (en la mayoría de casos) dolorosa y normalmente la encontramos en muslos y glúteos.
La persona se cansa con facilidad, tiene permanentemente pesadez de miembros o se marean con facilidad.
Asociada con problemas de sobrepeso u obesidad. Aparece normalmente a partir de los 40 años y sobretodo en mujeres que no practican deportes o que han tenido cambios muy drásticos de dietas y cambios de peso.
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Celulitis edematosa:
Es la menos frecuente y la que tiene un tratamiento más fácil.
Aparece en extremidades inferiores, es blanda y muchas veces se confunde con un edema. Si la causa es por celulitis, al presionar la zona en la piel no queda marca. Si la causa es un edema se produce una cavidad que tarda en desaparecer.
Las piernas se hinchan hasta que presentan un aspecto totalmente recto, parecido a dos columnas. Puede llegar a ser algo dolorosa.
Aparece en mujeres jóvenes y en la pubertad. Se inicia en el periodo premenstrual.
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Celulitis mixta:
Localización precisa de zona dura y flácida.
¿Cuál es su evolución?
La evolución de la celulitis se divide en 4 fases:
1. Ectasia circulatoria:
Venosa, linfática y dilatación de vasos dérmicos. Edema intersticial periadipocitario.
Clínicamente: Pesadez de piernas, la zona celulítica se palpa espesa, infiltrada, menos elástica y más fría, comienza a verse a la presión la “piel de naranja”. Pueden aparecer algunas telangiectasias.
Esta etapa es reversible.
2. Exudativa:
La dilatación vascular aumenta, sale suero desde los capilares hacia el tejido subcutáneo. El edema empuja a las fibras conjuntivas y filetes nerviosos. Hay hiperplasia e hipertrofia de fibras reticulares pericapilares y periadipocitarias.
Clínicamente: A los síntomas de la fase 1, se agrega dolor a la palpación de la zona celulítica. A la presión aparece la «piel de naranja». Aparecen estrías y varices, tendencia a la obesidad y lipodistrofia localizada.
Esta fase también puede ser reversible. Periodo de actividad genital.
3. Proliferación fibrosa:
Las fibras de dermis e hipodermis sufren una degeneración del colágeno, se forman bloques amorfos que provocan aprisionamiento de los adipocitos llenos de triglicéridos. Se altera el metabolismo celular y se forman «micronódulos».
Clínicamente: “Piel de naranja espontánea”. La piel está fría, seca y con «pocitos». Varices superficiales y profundas. Artropatías dolorosas y Lipodistrofia localizada asociada a Estrías nacaradas y Flaccidez.
Periodo premenopáusico, se hace difícil la reversibilidad, salvo efectuar un tratamiento exhaustivo y sostenido.
4. Fibrosis cicatrizal:
La progresiva compresión de vasos y nervios, produce alteración nutricional del tejido conjuntivo, sin alteración real del tejido adiposo que permanece normal en su constitución química. La unión de micronódulos forma el “macronódulo”.
Clínicamente: “Piel acolchonada o capitoné” que se ve a simple vista sin necesidad de presión (nódulos duros e indoloros).
Periodo post menopáusico. Esta fase no puede ser revertida
¿Qué puedo hacer para mejorar la situación?
Aunque actualmente no hay estudios científicos que aseguren la supresión definitiva de la celulitis, tomemos nota de una serie de buenos hábitos y tratamientos, que sí que nos ayudarán a mejorar su aspecto:
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Dieta equilibrada, rica en verduras y frutas:
La alimentación que propicia la celulitis suele ser la denominada «comida basura». También el exceso de harinas, así como la ingestión de bebidas gaseosas (sodas) por su alto contenido de azúcares, que son captadas por la sangre y que después se acumulan en la dermis en forma de grasas. Se recomienda que la alimentación no tenga exceso de grasas, sino más bien verduras y frutas o alimentos acordes al nivel de consumo calórico del individuo.
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Evitar la cafeína y la nicotina:
Estas son drogas que se encuentran dentro de la misma categoría de vasoconstrictores y reducen la cantidad de sangre que llega a todo el cuerpo, incluyendo los tejidos.
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Evitar las bebidas alcohólicas:
Al igual que ocurre con la sal, las bebidas con alcohol favorecen la retención de líquidos y hacen que los tejidos se hinchen. Además de eso, tienen un contenido calórico elevado que es mejor evitar.
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Realizar ejercicio regularmente:
La falta de ejercicio y la vida sedentaria son responsables de una alteración de la circulación linfática. El ejercicio ayuda a tener una buena circulación, quemar grasas, tonificar los músculos y, por ende, eliminar la celulitis. Cualquier ejercicio es bueno para quemar la energía de reserva. Los mejores son los que activan la circulación sanguínea. Los peores, los deportes bruscos que exigen un gran esfuerzo físico. Si se permanece mucho tiempo sentado o de pie, la circulación de la sangre comenzará a tener alteraciones. Se recomienda que si una persona tiene que estar mucho tiempo sentada, se ponga de pie, se estire durante algunos minutos y luego vuelva a su lugar. Hay que sentarse bien. Las mujeres tienden a cruzar las piernas cuando están sentadas. Sin embargo, al hacerlo, la pierna que está arriba ejerce presión sobre la que está abajo y ello puede generar inconvenientes. Lo mismo ocurre con la tensión sobre la pelvis, que dificulta la circulación en la zona inguinal. Lo ideal es sentarse con las piernas paralelas entre sí.
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Masajes localizados y/o complementos anticelulíticos y circulatorios, baños, cataplasmas y envolturas:
Las cremas anticelulitis, por ejemplo, contienen activos que rompen las cadenas lipídicas activando la degradación de la grasa. Además, ayudan a tonificar la piel. Actualmente se cuenta con aparatos de cavitación, carboxiterapia, ozonoterapia, endermología, radiofrecuencia corporal, electrolipólisis y presoterapia, entre otros. Algunos movilizan las células grasas, otros favorecen su desintegración, mejoran la circulación sanguínea local y promueven el drenaje de los depósitos grasos al sistema linfático.
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Drenaje linfático:
Esta técnica ofrece excelentes resultados en casos de retención de líquidos. Su finalidad es estimular el sistema linfático y, por lo tanto, favorecer la circulación. Se practica por todo el cuerpo por medio de suaves bombeos, de manera que los desechos se van arrastrando hacia los canales linfáticos para que puedan fluir.
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Mesoterapia:
Consiste en administrar pequeñas dosis de productos homeopáticos en la primera capa de la dermis -justo debajo de la piel- mediante inyecciones. Estos activos logran una disminución progresiva de las áreas problema, ya que al actuar directamente sobre el tejido adiposo liberan el exceso de grasa y toxinas. El tipo de productos que se aplican varían de acuerdo a las necesidades del paciente, ya sea que se desee mejorar su circulación u oxigenación, o metabolizar y acelerar las paredes de las zonas de grasa para acelerar la desintegración de ésta.
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Evitar situaciones de estrés o nerviosismo:
Realizar ejercicios de relajación y respiración profunda.
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Evitar la ropa ajustada y los zapatos de tacón alto:
Que la sangre pueda circular bien a lo largo de todo el cuerpo es básico para la prevención de la celulitis. Si una mujer utiliza zapatos de tacón, lo más probable es que éstos corten un poco la circulación y no favorezcan los objetivos que se desean conseguir. Lo mismo ocurre con toda vestimenta que sea capaz de impedir que la sangre circule de forma fluida y correcta. Hay que evitar los pantalones apretados y tratar de no usar cinturones muy ajustados.
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Método anticonceptivo adecuado:
Los estrógenos pueden producir una retención de agua -como sucede por ejemplo en los síndromes premenstruales- y algunos los consideran uno de los principales factores que desencadenan este cuadro. Las mujeres deben ser muy cautelosas con las pastillas que consumen. Si ya tienen celulitis, será mejor que se planteen usar un anticonceptivo diferente y que consulten con un ginecólogo.
¿Qué productos naturales puedo utilizar?
- Aceites esenciales:
– Drenadores y reguladores linfáticos: cedro, laurel, palmarrosa, pomelo.
– Anticelulíticos: lemon-grass, patchoulí.
– Reguladores hormonales: salvia, esclarea, geranio, hinojo.
– Diuréticos y depurativos: enebro, limón.
– Circulatorios y reoxigenantes: romero, ciprés, petit-grain.
- Aceites vegetales y extractos lipídicos: sésamo, avellanas, macadamia, onagra, borraja, caléndula, fucus, centella asiática, hiedra.
- Algas: Fucus, laminaria, kelp, espirulina.
- Arcillas, fangos y sales marinas.
- Fitoterapia: té verde, te rojo, meliloto, aloe vera, hammamelis, cola de caballo, grama, borraja, bardana, alfalfa, ortiga, romero, salvia, espino blanco, piña, glucomanana, maíz.
Receta
Aceite de masaje anticelulítico
Ingredientes:
75 gr Aceite vegetal de sésamo
25 gr Aceite macerado de caléndula
15 gotas Aceite esencial de geranio
20 gotas Aceite esencial de lemon-grass
10 gotas Aceite esencial de cedro del Atlas
10 gotas Aceite esencial de ciprés
Elaboración:
Mezclar el aceite de sésamo y de caléndula, y agregar las gotas de los aceites esenciales.
Interesantísimo, gracias por compartir
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