¿ES EL ALCOHOL UN NUTRIENTE?
Durante estos días festivos, el consumo de alcohol aumenta considerablemente, por lo que me ha parecido oportuno hablar de él desde el punto de vista nutricional.
Hipócrates (460-370 a.C.) utilizaba el vino, por ejemplo, como antiséptico, sedante y diurético, dejándonos claro entonces, que sólo la dosis es lo que hace de él “un veneno o una medicina”.
Se definen las bebidas alcohólicas como aquellas que contienen alcohol etílico o etanol en su composición (C2H5OH).
¿Se puede considerar el alcohol un nutriente?
En respuesta a estas preguntas, el alcohol de forma aislada (ya que la cerveza y el vino, como bebidas alcohólicas si que aportan nutrientes), se considera un alimento no nutritivo, es decir “una caloría vacía”, ya que no aporta ningún macronutriente ni micronutriente, aunque si nos aporta una gran cantidad de energía (7 kcal/g). Más que los hidratos de carbono (4 kcal/g), y menos que las grasas (9 kcal/g).
Una de sus características principales, es que crea adicción o dependencia, por lo que un consumo no adecuado o excesivo, puede provocar consecuencias muy negativas para nosotros y para las personas que nos rodean. En este caso, nos referimos al alcoholismo.
¿Qué camino sigue en nuestro organismo una vez lo ingerimos?
Para empezar, cabe destacar, que las bacterias intestinales producen cantidades muy escasas de este compuesto, que también puede hallarse en algunos alimentos aunque en concentraciones muy bajas. Es decir, el cuerpo está adaptado a una alcoholemia (concentración sanguínea de alcohol) mínima y está dotado de los mecanismos necesarios para su procesamiento metabólico. Sin embargo, la ingesta de bebidas alcohólicas aumenta la alcoholemia.
Una vez ingerida la bebida alcohólica, el 95 % de su alcohol es procesado por una enzima llamada alcohol-deshidrogenasa (ADH), la cual opera en dos órganos distintos: el estómago y el hígado. El etanol se distribuye entonces con rapidez en todos los compartimentos acuosos, con un volumen de distribución estimado de alrededor del 70 % del peso corporal.
Si el alcohol es tomado en ayunas o transcurridas varias horas desde la última comida, permanecerá muy poco tiempo en el estómago, pasando rápidamente al intestino delgado donde es absorbido por la sangre, que lo lleva directamente al hígado.
Ahí es donde la ADH comienza a trabajar sobre él. La ADH del hígado es capaz de metabolizar 100 miligramos de alcohol por kilo de peso y hora, es decir, 7g de alcohol por hora (equivalentes a media copa de vino) en un individuo de 70 kilos u 8 en uno de 80 por ejemplo. Cuando se superan esas dosis se pone en marcha otro sistema y el alcohol pasa de nuevo a la sangre, esto es lo que se llama alcoholemia.
Aquí vemos la importancia de tomar el vino en las comidas y evitarlo fuera de ellas. Si es tomado junto con los alimentos, la ADH del estómago tiene tiempo de actuar sobre él, lo cual retarda su metabolismo y evita que se acumule en la sangre. Cuando por motivos culturales se ve uno en la situación de tomarse una copa fuera de las comidas, es bueno comer siempre algo al mismo tiempo, preferentemente proteínas y grasas (embutido por ejemplo).
El contenido de alcohol en las bebidas (graduación alcohólica) suele indicarse en porcentaje del volumen (%).
Para calcular la cantidad de etanol que contiene una bebida hay que multiplicar la graduación alcohólica por 0.8 , esto nos dará la cantidad de etanol por cada 100cc. Para saber el volumen de etanol basta una regla de tres.
% Vol. x 0,8 = gr de etanol por cada 100 cc
gr de etanol por cada 100cc x cantidad de bebida en cc = gr totales de etanol
Ejemplo:
Una botella de vino de 750ml (75cc) con una graduación de 14,5%.
14,5% * 0.8 = 11,6 g de etanol cada 100 cc
Haciendo una regla de tres:
11,6g x 750 cc
x = ————————————————— = 87 g de etanol
100cc
Para saber las dosis óptimas para el consumo se tendrán en cuenta los siguientes factores:
1. El peso: las personas con mayor corpulencia tienden a metabolizar más fácilmente el alcohol.
2. El sexo: no todos poseemos la misma proporción de ADH gástrica. Las mujeres suelen tener aproximadamente la mitad que los hombres, además de influirle un menor peso corporal (menor contenido de grasa en su cuerpo).
3. La raza: los asiáticos, por ejemplo, tienen muy poca cantidad de ADH. Hasta un 85 % menos que los europeos. Lo mismo les ocurre a los pueblos indígenas americanos. Al parecer estos pueblos, al no haber consumido alcohol en el pasado, no han desarrollado genéticamente la enzima ADH, por lo que son mucho más vulnerables tanto a la embriaguez como al alcoholismo.
Los efectos del consumo moderado de alcohol son objeto de considerables controversias. El estudio cooperativo MONICA (Monitory Cardiovascular Diseases), encabezado por el Instituto de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Berna (Suiza), ha demostrado que consumir una o dos copas de vino al día (13% vol) reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, por encima de 30g diarios de alcohol causa daños en el hígado, el cerebro y el corazón.
Carlos Falcó, Marqués de Griñón, importante bodeguero español, aconseja en su libro “Entender de vino”, que en el caso de verse incapaz de consumir menos de media botella de vino por comida, suprimir el vino en la otra comida principal del día. Me parece una muy buena recomendación, al vivir en tierra de buenos vinos e incorporar éste en nuestra dieta habitual.
Como resumen de este artículo os propongo ver el siguiente video:
Metabolismo del alcohol
(Nota: Se aconseja ver el video hasta el minuto 10:13).
Marta Alcaraz Rodríguez
Naturópata y Autora del Blog
Estupendo Marta!!!
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Me alegro que te haya gustado Esperanza. Gracias por tu comentario 🙂
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