REFLEXIONES: CUESTIÓN DE CIVISMO
Siempre he estado de acuerdo con la frase «la libertad de uno acaba cuando empieza la libertad del otro», por lo que se deduce que no vivimos solos en este mundo y que la forma en la que nos relacionamos es muy importante para tener una buena convivencia. Por este motivo, me da mucho coraje cuando día tras día, no se cumplen ciertas normas básicas de civismo, que hacen que algo en nuestro interior de alguna manera se sienta molesto, incómodo.
Durante mi vida he utilizado mucho los transportes públicos y siempre al entrar se saludaba al autobusero con un «buenos días o buenas tardes» junto con una sonrisa. Actualmente se puede ver como la gente ni tan sólo le cruza una mirada. Una pena, la verdad. Os animo a practicar de nuevo esa buena costumbre. Veréis como le cambia la cara al autobusero y seguramente le alegréis el día.
También podemos comprobar como ciertas personas no saben diferenciar entre su derecha y su izquierda, obligándote cuando circulas por tu derecha en la acera a sortearla, pues no se da cuenta que no circula correctamente. En este caso, probar a no cambiar de dirección por lo que a veces es una manera de conocer gente, pues al chocar fuerzas la comunicación. Si más no, será una experiencia curiosa.
Continuando con los transportes públicos, vemos como hemos llegado al puro egoísmo. Cuantas veces hemos visto entrar una embarazada, un anciano o una persona con alguna discapacidad (con muletas por ejemplo), y no se ha levantado nadie para dejarles sentar. Sorprendente ¿verdad? En este caso, si veis que nadie tiene el detalle, no dudéis en hacérselo ver a las personas que están sentadas y amablemente les invitáis a que alguien se levante. Veréis que siempre hay alguna alma caritativa, sólo que hay que despertarla de su letargo.
Si hablamos de las mascotas es otro punto y a parte ¡Aún hay excrementos sin recoger! Vas por la calle despistado y ya estás listo ¡Pisaste una! Dicen que da buena suerte. Yo no lo creo. Más bien, menudo lío para quitarla de la suela del zapato y no llevártela a casa ¿cierto?. En este caso también invito, en el momento de encontrar a alguien que aún tenga esta práctica, no dudéis en comentarle lo importante de recogerlas por el bien de todos y si no te hace caso y hay un guardia cerca, no dudéis en indicarle la persona que acaba de hacerlo para que le multen sin demora. No hay nada más efectivo que te toquen el bolsillo, para que otra vez te lo pienses dos veces.
Aunque parezca mentira, ya se pueden poner mil papeleras en las ciudades, que aún siguen habiendo personas que tiran las cosas al suelo sin ningún tipo de remordimientos. No dudéis en indicarle lo mal que lo está haciendo. Este tipo de personas no suelen esperar a que nadie les diga nada, por lo que a veces te sorprenden recogiendo lo que han tirado, sólo por la vergüenza de ver que alguien se ha dado cuenta de su acción. Incluso a veces es la última vez que lo hacen para que no volver a pasar el apuro.
Otro tema, como no, seria el de las colillas de los cigarros. Hay fumadores que piensan que las calles son un gran cenicero, y tiran las colillas al suelo sin miramiento, incluso encendidas, por lo que pueden provocar un incendio, sobretodo si las tiran desde las ventanillas de los coches a la montaña. Incluso a veces las tiran desde las ventanas de las casas, patios o desde los bares o locales, con el peligro que te caiga a ti que pasas por allí, sin comerlo ni beberlo, y quemarte la ropa, por ejemplo. En este caso, si tienes la oportunidad hay que comentárselo a la persona, para que coja la costumbre de apagar la colilla y tirarla a los ceniceros o las basuras.
Un asunto no menos conflictivo es el del ruido. Ya no se respetan los horarios, no teniendo en cuenta que hay personas que necesitan dormir porque tienen que trabajar al día siguiente. Hay que entender que no estamos solos y que no todas las actividades se pueden hacer en todos los sitios. Siempre que te encuentres en alguna de estas situaciones, no dudes en llamar a la guardia urbana tantas veces como sea necesario y practica con el ejemplo, siempre y cuando el diálogo directo no funcione, claro está. Primero siempre hay que intentarlo a través del diálogo y sino pasar a la acción. No te canses nunca, en todo caso que dejen de hacerlo ellos por aburrimiento de ser amonestados.
Como estos ejemplos podríamos decir miles, ya que lamentablemente este mundo, por el ritmo de vida que llevamos y la falta de valores, se ha convertido en un mundo de sordos, ciegos y mudos.
Afortunadamente, en la actualidad y gracias a la crisis, estamos en una época de cambios, donde las personas nos hemos cansado de ver lo mal que se han hecho las cosas y que muchas de ellas nos han llevado a un vacío existencial. Aprovechemos este momento para volver a recuperar esos valores que hacen de las personas un ser maravilloso y por el que aún vale la pena apostar. Cada día es una oportunidad que nos da la vida para mejorar ¡Aprovechémosla!
Marta Alcaraz Rodríguez
Naturópata y Autora del Blog